La macabra historia del «PETISO OREJUDO»

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Por Marlene Crauchuk.

Cayetano Santos Godino, conocido como «Petiso Orejudo», nació el 31 de octubre de 1896, en la ciudad de Buenos Aires. Cayetano, recibió este apodo por su pequeña estatura y sus particulares orejas grandes,

Fue criado en el seno de una familia disfuncional, donde los maltratos propiciados por su padre, lo habrían cambiado para siempre y convertido en ser más despreciable de la época.

Cayetano, el «petiso orejudo» de niño.

Era un pequeño tímido, rebelde, que no mostraba interés por nada, y que escondía una mente perturbada y maliciosa que no tardó en cobrarse sus ansiadas víctimas: los niños.

Horripilante, hiena, monstruo, bestia. idiota, imbécil, inhumano, fiera, repugnante, degenerado, morboso, horroroso, abominable, macabro, son solo algunas de las palabras usadas por los medios de comunicación argentinos en 1912, para describir a este personaje de la historia criminal argentina más temido, y quién fue considerado el primer asesino en serie de la historia del país.

Cayetano Santos Godino.

En 1904, con solo siete años de edad, golpeó de manera brutal a un niño de a penas dos años, el que se salvó gracias a que un policía vio lo que estaba sucediendo. Fue su primera visita a la comisaría.

Sin embargo, nada detuvo al «Petiso Orejudo» para comenzar con sus despiadados asesinatos de niños.

Su primera víctima fue en 1906, una niña de 3 años de edad llamada María Rosa Frace. María había sido enterrada viva, aunque previamente había intentado estrangularla pero no logró hacerlo, y así prosiguió con el otro método inhumano, claro está.

Ese mismo año, Godino con 9 años de edad, fue arrestado a pedido de su padre porque éste había encontrado en su dormitorio cadáveres de animales. Estuvo detenido 2 meses, sin embargo su actitud empeoró aún más.

En 1908, quemó los parpados de bebés recién nacidos, pero huyó de la escena del crimen. Meses después, intentó ahogar a Severino Gonzales, pero lo encontraron en el momento del hecho. También incendió a una nena de 5 años, la que murió a causa de las heridas.

Ante los hechos, y por ser sospechoso de varios incendios en la zona, lo enviaron a un «centro para menores conflictivos» en 1912. No solo escapó del lugar, sino que ese mismo año asesinó Gesualdo Giordiano, un niño de no más de 3 años de edad.

Gesualdo Giordano fue asesinado en una fábrica abandonada. Cayetano habría intentado matarlo con el lazo de su pantalón, pero el niño se resistía. Ante la desesperación de que su víctima quedara con vida, procedió a buscar una segunda arma frente al niño moribundo: uso clavos y perforó la sien del niño, que quedó tendido en el suelo.

Lo escalofriante de este último asesinato, fue que Godino se presentó al velatorio para ver si le habían podido extraer el clavo. Se fue llorando del velorio, y esto fue lo que alarmó a la policía que estaba en ese momento.

La justicia se encontraba en búsqueda del asesino de niños. Y fue gracias a la actitud sospechosa de Godino en el velatorio, lo que llamó la atención de familiares, amigos y de la misma policía.

El petiso orejudo, fue inmediatamente interrogado, a lo que el joven se declaró culpable del crimen de Gesualdo Giordano y de los anteriores.

En 1915, fue enviado al centro hospitalario de Buenos Aires, pero debieron reubicarlo debido a que agredió a varios pacientes.

Fue condenado a cadena perpetua, ese mismo año.

Sin embargo, en 1923, fue trasladado a la «Cárcel del Fin del Mundo», nombre con el que se reconoce al Penal de Ushuaia de máxima seguridad, donde permaneció hasta el día 15 de noviembre de 1944, día de su muerte.

El Penal de Usuaia, hoy convertida en museo, comenzó a construirse en 1904 y 1947 como presidio para los reincidentes y condenados a cadena perpetua.

Fue una cárcel construida por los mismos presos, en un proceso que demandó al rededor de 20 años.

Como bien mencionaba, se trató de una de las cárceles con más seguridad debido a las condiciones climáticas y de aislamiento geográfico de la misma.

Paredes negras, celdas oscuras y frías, describen este lugar por quiénes cuidan la cárcel hoy convertida en museo.

La celda donde estuvo confinado Cayetano «el Petiso Orejudo», hay una reproducción suya a tamaño natural, y es una de las más visitadas.

Hoy en día, en el antiguo edificio funciona el Museo Marítimo que se encuentra en el Pabellón 4 y muestra la historia de Tierra del Fuego a través de los navegantes que surcaron sus costas y ex presidio de Ushuaia.

Cárcel del Fin del Mundo, hoy convertida en museo.

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